Salva 33 vidas, condenado a 142 años. En Grecia, nuevas “tácticas creativas” para no resolver el problema de los migrantes

La nueva táctica de los países para detener el flujo de inmigrantes es, por decirlo suavemente, creativa. Es la de acusar directamente a los emigrantes, ya que los criminales que están detrás del tráfico de seres humanos y que se enriquecen en este comercio no se detienen. En Grecia nuevo episodio del absurdo: un inmigrante, el somalí Hanad Abdi Mohammed, que había tomado el control del barco dejado por los traficantes en las olas como a menudo sucede, y que de esta manera había salvado 33 vidas, fue condenado a 142 años de prisión en primer grado. 

La ley griega dice que el conductor es considerado un contrabandista y la pena máxima es de 15 años por cada persona transportada en el trayecto, además de la cadena perpetua por los fallecidos. Tráfico internacional de seres humanos, aunque el veredicto es contrario a la lógica. Y así Mohammad en lugar de recibir una medalla por el heroico acto realizado, es decir, salvar vidas humanas, debe esperar que la justicia sea clemente con él y con tantos otros, unos cincuenta, como atestiguan las ONG que monitorean el “negocio de los migrantes” igual que el somalí.

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