Los efectos de la sequía empiezan a aparecer en toda España. No hay agua porque no llueve, cierto, pero también para la gestión incierta de los recursos hídricos, por no hablar del aumento del regadío: cuatro millones de hectáreas más que consumen precisamente frente a una importante sequía (35% de lluvias menos de lo normal, 40% de la capacidad total de las reservas).
El Guadalquivir está al 28,5% de su capacidad. Si los embalses están vacíos y no llueve significativamente, como se espera, las consecuencias serán un racionamiento del agua y un evidente aumento de los precios de las mercancías. De varias partes se pide un nuevo y apropiado Plan Ideogeológico Nacional. Es toda la Europa del suroeste que está pasando por un período seco. El 34% de Portugal vive una situación de sequia “severa”, el 11% “extrema”: el mes de enero fue el sexto más seco desde 1931 y el segundo más seco desde 2000.