Son días decisivos para Putin, que un pantano como este no se lo esperaba. La orgullosa y bien organizada resistencia de los ucranianos ya ha significado una gran pérdida de hombres y medios para Rusia, que sigue mintiendo a todo el mundo. “A todas las unidades se les ordenó avanzar en todas las direcciones, en consonancia con el plan de operaciones, después de que Ucrania se negara a participar en el proceso de negociación”. No es cierto, esa llamada para sentarse en una mesa nunca fue enviada por los rusos.
Con 100.000 soldados, más reservistas ya retirados, más saboteadores e infiltrados en Ucrania que quién sabe cuánto tiempo han estado allí, Putin intenta no quedar atrapado en la tela de la araña. O triunfa inmediatamente en Kiev, realizando probablemente un masacre sin precedentes, o su guerra, la que quiso a pesar del mundo, se hace demasiado larga. Es de estas horas el intento ruso de obstaculizar el éxodo de refugiados al oeste, poniendo en peligro ciudades hasta ahora tranquilas como Lvov.
Putin ya no puede decir que sólo quiere anexionarse el Donbass. Ahora, y los escenarios cambian de hora en hora, el conflicto se refiere a la conquista de toda la nación, de Odessa a Kharkiv (ciudad mártir por su posición en el este, lugar de bombardeos y combates feroces), de Chernobil, donde tomaron la famosa central nuclear, a Mariupol. ¿A dónde quiere llegar Putin?
Mientras está en guerra con Ucrania, amenaza también a los países bálticos e incluso a Suecia y Finlandia, amenazando con invadir si se adhieren a la OTAN. ¿Es un hombre fuera de control? La verdadera pregunta que el mundo occidental debe hacerse en estas horas es precisamente esta: ¿cómo luchar contra un país que, masacrado un pueblo, tiene ya otras aspiraciones y amenazas? Por ahora, las sanciones económicas contra él son muy duras. Hoy se discutirá si finalmente aprobar esa medida contra Rusia, es decir, poner al país fuera de las negociaciones Swift (Estados Unidos, UE, Reino Unido Italia y Canadá están de acuerdo, la medida restrictiva se había aplicado solamente para Irán y Corea del Norte) lo que probablemente será mortal para su economía. ¿Pero será suficiente? Es la primera vez que se sanciona también al banco central de un país del G20.
“Hemos resistido y estamos repeliendo con éxito los ataques enemigos. La lucha continúa en muchas ciudades y regiones de nuestro país. Kiev y las ciudades clave alrededor de la capital están controladas por nuestro Ejército”, destacó ayer el presidente ucraniano Zelenski. No sabemos si será el mismo mañana, pero hay que esperar un milagro, porque de eso se trataría, de las fuerzas ucranianas y de los civiles que luchan a su lado.
Doscientos misiles tierra aire vienen del Gobierno holandés, mientras que Alemania finalmente se ha convencido de hacer una excepción a la prohibición de exportar armas a zonas donde hay un conflicto y así enviará 400 armas antitanque y 500 misiles tierra aire Stinger. Rusia, además de bombardear Kiev durante la noche, ha atacado un vertedero de residuos radiactivos en las afueras de la capital ucraniana. Controla los aeropuertos del norte y del sur y parece que está rodeando Kiev, pero no a la velocidad prevista. Y la condena en el frente internacional es unamime.
En su casa, Putin ha tenido que detener a más de tres mil rusos que protestaban contra la guerra y debe hacer frente a los graves hackeos contra las instituciones que le están haciendo mucho daño. Algo está cambiando. Si la guerra se prolonga, el zar ruso podría tener serios problemas. También porque, como dijo ayer Biden, “la alternativa a la imposición de duras sanciones a Rusia sería la Tercera Guerra Mundial”.