“La libertad de expresión no debe utilizarse como excusa para ofender a los demás. Nuestra misión es transformar el sentido religioso en cooperación, fraternidad y actos concretos de bien”. También el Papa Francisco ha condenado el gesto de hace unos días del manifestante de origen iraquí Salwan Momika. El joven había pateado una copia del Corán (y había puesto un trozo de tocino dentro) frente a la mezquita principal de Estocolmo.
Un gesto que ha incendiado el mundo (desde el asalto a la embajada sueca de Bagdad a las hogueras de Pakistán de estas horas y las manifestaciones de protesta en todos los países de fe islámica). “Condenamos firmemente estos actos, que no representan la visión del gobierno sueco. La quema del Corán, o de cualquier otro texto sagrado, es ofensiva e irrespetuosa, así como un acto de clara provocación”, comentaron en Estocolmo, pero ahora la tortilla estaba hecha.