“Por la eternidad”, “Siempre gana Rafa”, “Tan grande que no cabe”, “Rafa 14 El Rey Sol”. Los que idean los titulares ya no saben más que inventarse. Nunca se ha visto un campeón así y, casi seguro, no se verá en el futuro (que Alcaraz nos perdone).
Como se predijo, Nadal ha eliminado la resistencia de un dulce noruego (a pesar de ser un buen jugador) y ha conquistado el Roland Garros por 14ª vez, 22º título de Slam de su incomparable carrera. Catorce veces en la azotea del mundo como su amado Real Madrid. Y Rafa gana con un dolor en el pie que no sabe cuánto lo hará durar más. Mientras tanto, continúa con las inyecciones, pero son suficientes para infligir al buen Casper Ruud un elocuente 6-3 6-3 6-0.
Ruud se “hizo” como jugador en estos niveles prorio en la Academia de Nadal en Mallorca. No fue suficiente. Sobre su estado físico Rafa dijo palabras que no tranquilizaron a sus fans, pero se sabía: “Han sido dos semanas muy intensas y muy emotivas. Pude jugar en condiciones absolutamente extremas. He jugado con inyecciones que han anestesiado los nervios del pie: no tenía ninguna sensibilidad al pie, gracias a los anestésicos que mi médico inyectó en el nervio. Pero ahora es el momento de reevaluar lo que hay que hacer”.
“La idea es buscar un tratamiento que pueda hacer que la condición de anestesia del nervio del pie sea más o menos permanente. La semana que viene, no sé cuándo, me someteré a una terapia de radiofrecuencia que quemará una parte del nervio e intentará crear la situación que se ha creado ahora con anestesia, pero por un período de tiempo más largo. Si esta terapia funciona, seguiré jugando. Si no funciona, entonces tendré que tomar una decisión importante”. En Wimbledon quizás haya.