¿Es Europa la que decide por todos los derechos, incluso a nivel ideológico? ¿Tiene sentido hablar de “soberanía nacional”? Estas son preguntas muy actuales después de que la UE ha congelado 7 millones de fondos a Hungría y ha cortado los fondos de cohesión para otros 7. Hungría se comportaría mal, según Europa: la acusación es de “amenaza sistémica” a los valores fundamentales o “democracia inacabada” debido a las libertades (de asociación, de igualdad de oportunidades, de migrantes, sexuales, etc.) que el país húngaro y la UE interpretan de manera diferente.
En particular, las medidas europeas contra Hungría – una ruptura, sin duda, al menos por el momento – parecen una represalia contra la decisión, en materia de aborto, de mostrar a las mujeres que quieren interrumpir el embarazo “una prueba clara de las funciones vitales del feto” (el latido del corazón, en primer lugar).
La actitud de Europa fue la misma antes de las recientes elecciones italianas: la presidenta von der Leyen dijo: “Si las cosas van en una dirección difícil, tenemos herramientas”. En resumen, los valores establecidos en Bruselas valen para todos, pero ¿se puede sancionar a un país por sus decisiones internas (que no concuerdan con las normas fundamentales de la UE)?
En definitiva, ya es hora de resolver el dilema, porque de lo contrario las mismas acusaciones que la Unión Europea hace a Hungría podrían dirigirse a Europa. No nos adentramos en las evaluaciones de las violaciones de derechos en el país húngaro. Pero la sensación es que la UE solo golpea ahora porque le gustaría tener a Orban una adhesión diferente con respecto a la guerra Rusia-Ucrania y las consiguientes sanciones.
Pero esto, como se sabe, es un capítulo completamente diferente y la conformidad con los valores fundamentales de la Unión Europea no puede convertirse en un pensamiento único, precisamente el de los dictadores que se quieren combatir.
