Registros y doce sospechosos: la policía alemana se pregunta si los activistas ecologistas de Last Generation, autores de llamativas protestas por el clima como la reciente en el aeropuerto de Múnich, no son en realidad más que simples manifestantes. Según los investigadores, los miembros del grupo tenían en mente crear una verdadera organización criminal.
“La investigación es una intimidación” afirman los de Last Generation y anuncian que continuarán en las protestas extremas: pegarse las manos al asfalto de las pistas de los aeropuertos o a pinturas famosas en los museos o bloquear las autopistas. Hace unos días se cerró la pista de aterrizaje del aeropuerto de Múnich precisamente por esta razón. Lo mismo ocurrió en Berlín, en el nuevo Berlin Brandenburg Airport, el antiguo Schönefeld.
