Ahora que el campeón de los campeones no tiene ni siquiera una foto en el sitio del equipo en el que ha pasado gran parte de su vida, lo que confirma que los amores en el fútbol – en este fútbol de los ricos – no existen, Barcelona nos explicará hoy su punto de vista, cuáles son estos “obstáculos económicos y estructurales” que impidieron la renovación del contrato del argentino. Cosas que ya sabemos: Messi era demasiado caro, el Barca está endeudado, el presidente Laporta no quiere el dinero del fondo inglés CVC porque todavía espera, junto con Florentino Perez, en el nacimiento de la nueva Superliga. Y el argentino toda esta confianza en el club que lo crió no la tenía, tantas sus dudas sobre la verdadera solidez económica de Barcelona.
Todo salió mal. A pesar de que fue amado, Messi no será como Johan Cruyff. Demasiado elegante el holandés y, según parece, demasiado concentrado en el dinero el “entourage” de Lionel (¿han pedido realmente 100 millones de comisión para firmar el contrato?). Es como si 17 años en blaugrana y 672 goles se hubieran esfumado en un día. No le costará al argentino encontrar una camiseta, aunque hoy pocos pueden pagar 50 millones netos por temporada: el Paris Saint Germain, pero Messi debería aceptar unas condiciones, más difícil el Manchester City que acaba de comprar, por 117 millones, Jack Grealish del Aston Villa, que ya tiene la camiseta número 10. Todavía irá a clubes más ricos, donde no hay necesidad de cortar, cortar, cortar. Todos sabían lo que hacía Laporta en estos días: ¿Dónde estaba Leo?
Y para ser justos, esta historia, como otras, ha agotado incluso al más apasionado del deporte más hermoso del mundo. ¿Quieren seguir ganando miles de millones y destrozar el fútbol? ¿Quieren hacer la Superliga europea? Que se vayan y nos dejen en paz. Que se vayan al diablo. Que nos devuelvan la verdadera pasión: poder disfrutar de un partido de fútbol. Esa pasión que afortunadamente todavía existe en Sevilla, pero tememos que en Barcelona y Madrid la hayan perdido hace tiempo.