Los próximos partidos con Osasuna al Villamarín y en casa del Cádiz (se jugarán a principios de abril) podrán decir más sobre las ambiciones europeas del Betis que, después de una magnífica temporada con tantos objetivos sensibles, ahora parece concentrarse en el evento más importante, más sentido, más querido, es decir, la final de la Copa del Rey del 23 de abril. Un quinto puesto y una cualificación europea son, en este momento, un buen resultado. Los fichajes ya hechos, como el del fuerte Luiz Felipe recién convocado por Roberto Mancini para los play-offs decisivos de Italia para el Mundial, indican que ahora el Betis razona como los grandes eequipos: un paso a la vez, pero bien hecho. La próxima, como esta, va a ser una gran temporada.
El empate con el Celta es un buen punto especialmente si, como dicen las estadísticas, desde hace tres meses el equipo verdiblanco juega al promedio de un partido cada tres días. Todo el equipo da señales positivas, después de los esfuerzos adicionales de Frankfurt. En particular, la defensa es la nota que más alienta con vistas a los próximos partidos y a la final de La Cartuja. Un equipo maduro, incluso en el sentido de que tiene conciencia de sus propios límites, que son principalmente físicos. Mister Pellegrini, a la espera de que algún jugador cargue las pilas para el rush final, muestra sus cualidades de sabiduría, diciéndose satisfecho del empate contra un adversario obstinado y con las cualidades individuales que ayer vieron todos.