Si la okupa es diabética, puede llamar sin problemas a la policía y obtener ayuda para volver a “su” apartamento, llamando al legítimo propietario. El periódico local El Heraldo de Aragón ha informado de la situación. Así los agentes intervinieron en aquella casa después de que el propietario, cansado de no poder entrar en posesión de su inmueble, había candado la puerta: evidentemente echar asì los inquilinos ilegales no se puede.
Lo peor para él sería venir ahora, ya que podría ser acusado de un delito de coacciones. En resumen, es él quien debe defenderse en este momento. La mujer, entre otras cosas, ha admitido a los agentes que ocupaba un apartamento de manera ilegal. Así son las cosas. Después de llamar a la policía, también fue necesario la ayuda de los bomberos locales que lograron entrar a través de un balcón.