El equipo crece y empieza a oler la Liga. Faltaban jugadores en Loughborough, donde el Betis se enfrentaba al Leeds del maestro Bielsa, pero la sensación de una mayor compacidad del grupo fue evidente, a pesar de las ingenuidades – como en ocasión del segundo gol de los “Whites” con un retropasaje inútil que ha permitido a Klich de marcar – típicas del fútbol de verano. Una buena prueba para los hombres de Pellegrini que alguna duda le habían dejado en las dos primeras hazañas amistosas contra Wolves y Derby County.
Después de un gol evitable en la apertura (por parte de Bamford, se insertó entre dos defensores), el Betis molió paso a paso su juego, que llevó al primer gol con Aitor Ruibal, rápido a apoderarse de una pelota a centro campo y apuntar al portero para luego superarlo en diagonal, en el doble de Borja Iglesias, bueno para aprovechar una corta rechazada del defensor después un centro al área de Alex Moreno (en el cual está el pressing de Nápoles desde hace tiempo) y en el tercer gol de Sabaly, esto quizás más afortunado porque su centro del fondo se metió entre el poste y el guardameta. El Betis va cerca también del cuarto gol y recupera la necesaria autoestima que creemos siempre ha tenido: pero los resultados, especialmente el prestigioso de hoy, sirven.