A decir no comenzaron los dos alcaldes de Venecia y Florencia. Luigi Brugnaro y Dario Nardella no quieren, de hecho, que sus ciudades pongan completamente a disposición los pisos del centro para los turistas que llegan de todo el mundo. Se llama “efecto Airbnb” – desde el conocido sitio que alquila propiedades en todas partes – y ha hecho imposible que los ciudadanos reales, debido a los costos duplicados, vivan en la ciudad.
Otras capitales están librando la misma batalla como Barcelona y París. En la ciudad lagunar unos veinte mil residentes se han ido en veinte años. “El objetivo es aumentar el nivel de la propuesta turística para evitar abusos y hacer más transparente la oferta, en beneficio de todos. Como en otros ámbitos, Venecia iniciará una experimentación en beneficio de otras ciudades que nos están observando”, ha subrayado el alcalde Brugnaro.